En África y, a diferencia de lo que ocurre en Europa, la enfermedad más mortal sigue siendo el paludismo y no la COVID que sí ha agravado como en el resto del mundo la situación sanitaria, mucho más precaria en el continente africano antes del origen de la pandemia. En África la mortalidad por paludismo multiplicó por ocho la provocada por el coronavirus en 2020. La COVID ha causado más de 80.000 muertes hasta el momento en los países africanos, la malaria, para la que aún no hay vacuna, deja cada año más de 650.000 fallecidos, las mismas víctimas mortales que ha provocado en coronavirus en todo continente europeo hasta el momento la pandemia e impulsado el desarrollo exprés de varias vacunas.
Y es que Europa es el continente más azotado por la COVID 19 de todo el mundo con una de cada tres muertes registradas en todo el planeta, el 31 por ciento del total, y menos del 10 por ciento de la población mundial. En África con el 17 por ciento de la población mundial se han producido menos del 4 por ciento de las víctimas mortales desde el inicio de la pandemia. Son muchos y muy distintos los factores e hipótesis que explican esta diferencia.
El primero y, según explica a COPE Silvia Frias, directora general de AMREF Salud África, es “la capacidad de diagnóstico y de registro que es menor en Africa que Europa y está bastante menos sistematizada por lo que las cifras pueden ser solo la punta del iceberg”.
Además de las diferencias estadísticas los expertos apuntan a la mayor juventud de la población africana. Allí la esperanza de vida es de media en muchos países de 60 años y la edad media ronda los 18, frente a los 42 en Europa y la COVID impacta con bastante más fuerza, como sabemos, en las personas mayores.
Para Duni Sawadogo, científica de costa de marfil y premio Harambee 2021, los principales factores diferenciales son “genéticos, por supuesto la juventud de la población y que aquí los mayores sean los que tienen 50 años y también por la forma de vida, que es más al aire libre y sin transportes de masas como el metro en la mayoría de los países”.
Y Joan Cayla, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología considera por su parte que en África “han tenido cantidad de infecciones que nosotros y por ello los que han logrado salir adelante tienen un sistema inmunitario más fuerte del nuestro que hemos tenido pocas epidemias. Además, están acostumbrados a medidas de salud pública comunitarias y a nosotros nos cuesta más”.
El hecho de que la COVID sea menos mortal en África que en Europa no quiere decir que el impacto colateral puede ser mayor allí debido a la precariedad del sistema de salud, a la falta de médicos, a la saturación de los centros sanitarios y a otras enfermedades crónicas la malaria incluida, que no se están tratando ni diagnosticando en plena lucha contra la pandemia del coronavirus. Muchos problemas de salud y sociales como la malnutrición infantil o los matrimonios infantiles se están agravando según subrayan desde AMREF, especializada en cuestiones sanitarias africanas.
Un problema adicional es la falta de vacunas en África. No las hay para paliar el principal problema que es el paludismo porque “los países que producen medicamentos no se ven afectados por la malaria y no tienen tanta urgencia en resolver el problema” asegura Frías.
“Con la COVID hemos visto como cuando hay un problema que afecta a los países ricos, la investigación y los tiempos han sido de récord”, considera.
Y es que en plena expansión de la variante sudafricana del virus que está generando más contagios en el continente y también fuera, el temor es que en África pasen años hasta que la población pueda tener la inmunidad de rebaño.
De momento basta con constatar que en las más de 40 millones de dosis de vacunas administradas en el mundo lo han sido en 49 países con poder adquisitivo frente a las cifras ridículas en los lugares más desfavorecidos del planeta. Guinea es el vivo ejemplo. Allí se han administrado tan solo 25 dosis y de la Sputnik rusa. Para obtener las vacunas de Pzifer o Moderna que llevan semanas dándose en EEUU y en Europa, como ocurrió en el pasado y durante años con los tratamientos frente al VIH, África tendrá que esperar. Con los acuerdos alcanzados hasta el momento solo el 30 por ciento de sus 1.300 millones de habitantes podrían ser vacunados este 2021.
Article first published on cope.es