Después de ómicron vendrán nuevas variantes pero menos agresivas y de menor impacto hospitalario porque “esa es la evolución lógica de cualquier virus”. Así lo pronostica el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, que para 2022 prevé “más infección pero menos enfermedad”.
Sin embargo y pese a esa tendencia natural de evolución del virus, esta semana y la que viene se perciben como definitivas ya que mostrarán el decalaje entre infección y gravedad, y corroborarán la levedad de ómicron o si, por el contrario, se eleva la presión hospitalaria y la ocupación de las UCI supera lo previsible.
Lo que sí parece claro, explica López Hoyos en una entrevista a Efe, es que la covid “no desaparecerá, se quedará entre nosotros como un virus estacional o de forma endémica con catarros no muy agresivos”.
López Hoyos es moderadamente optimista y confía en un año 2022 de “pequeñas olas” con infecciones que no afecten a nivel hospitalario pero sobre todo que rebajen la tensión en la Atención Primaria y en los centros de salud, en situación límite con la explosión de contagios ómicron de las últimas semanas.
No obstante, el presidente de la SEI recuerda que, hasta ahora, ómicron ha tenido una mortalidad mucho más baja que la gripe de todos los años que tiene un gran impacto y en España ha causado miles de fallecimientos (10.000 en 2018), “unas cifras de las que la población no es consciente” por eso la llamada insistente a la vacunación anual.
Pero pensar que las nuevas variantes post ómicron serán menos agresivas no quiere decir, en ningún caso, que haya que relajarse.
Precisamente, Francia acaba de identificar una nueva variante del coronavirus, que contiene 46 mutaciones, es decir todavía más que ómicron, y es una de las dos derivadas de la B.1640 localizada a finales de septiembre en la República del Congo.
De momento, de la nueva variante, denominada IHU, se tiene constancia de una docena casos en la región de Marsella que se asocian con viajes a Camerún.
Y en España, expertos y autoridades sanitarias insisten en no relajarse ante ómicron o nuevas variantes porque la actual tasa de contagios es muy alta (todas las comunidades superan el riesgo extremo con incidencias que rebasan ampliamente los 1.000 casos por 100.000 habitantes y en algunos territorios los 4.000 y 5.000).
Con esta explosión de contagios, López Hoyos advierte de las posibles consecuencias: “Si vamos llenando el fregadero porque aumentan mucho los casos, puede llegar un momento en que el fregadero rebose y afecte a los hospitales al dejarles sin capacidad de reacción”.
Este inmunólogo ve “muy probable” que un alto porcentaje de la población española se infecte en algún momento de SARS-CoV-2: “de las variantes que ha habido, de ómicron y de lo que pueda venir”.
Y explica que ya no se habla de inmunidad del rebaño porque para ello habría que generar anticuerpos permanentes que protegen frente a la infección, “y ya se ha visto que con la covid eso no pasa, los anticuerpos van cayendo con el tiempo, así que no se puede hablar de inmunidad colectiva si no de vacunar al cien por cien de la población”.
ÓMICRON, TIENE QUE SER UN ESTÍMULO PARA LA VACUNACIÓN GLOBAL. Para el inmunólogo e investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Miguel Ángel del Pozo, las personas que no están vacunadas tienen más posibilidades de sufrir síntomas graves por lo que considera que “no deberían jugársela” diciendo “voy a coger ómicron para inmunizarme”.
Todo lo contrario, este inmunólogo entiende que ómicron debería ser “un estímulo a la vacunación”.
Explica Del Pozo que las vacunas disponibles no impiden la infección porque “no son vacunas esterilizantes como la del sarampión” y no están diseñadas para generar inmunidad de las mucosas e impedir la entrada del virus, “pero sí protegen de síntomas graves y hospitalización”.
Por eso, precisa, “el virus puede entrar pero al tener la vacuna, la respuesta inmune empieza actuar y los vacunados quedan protegidos de la gravedad de los síntomas”.
Pero, la clave, aclara, está en “la protección global” porque mientras no esté vacunado el Tercer Mundo el virus seguirá replicándose y habrá variantes, y algunas podrán ser más virulentas aunque se propaguen menos.
Y por eso, reclama a la OMS y entidades supranacionales que potencien de forma activa la vacunación en todo el planeta.
Pero apela al sentido común y afirma que mejor que poner terceras dosis a personas sanas (sí a mayores de 60 e inmunodeprimidos) hay que inocular primeras dosis en todos esos países: “Protegiéndolos a ellos, nos protegemos todos”.
Del Pozo explica por qué se ha seleccionado la variante ómicron, que confiere al virus una “espectacular” capacidad de contagio (70 veces más rápida en vías respiratorias altas pero más lenta en vía respiratoria inferior, lo que explica que se produzcan síntomas leves).
“Ómicron tiene el potencial de infectarnos a todos pero hay que evitar que sea a la vez para no caer en el colapso hospitalario”, precisa.
Coincide con su colega de la SEI en que el virus “se quedará entre nosotros” si bien está convencido de que la vacuna y la inmunidad natural creada por la infección masiva por ómicron pueden contribuir a rebajar la gravedad de las nuevas variantes. Y de cara al futuro, entiende que habrá que conseguir una vacuna esterilizante que impida que el virus entre en el organismo. Algo en lo que ya trabaja el equipo del virólogo Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB).
EPIDEMIÓLOGO VE “ARRIESGADO” DECIR QUE ÓMICRON ES MENOS VIRULENTA. Otro asunto que ya se constata es la gran cantidad de reinfecciones con la variante ómicron, incluso en vacunados con tres dosis. Lo explica el epidemiólogo Vicente Martín e investigador del Centro de Investigaciones Biomédicas en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Instituto de Salud Carlos III.
Martín es optimista pero con cautela y cree “arriesgado” afirmar que ómicron es menos virulenta. No tiene claro este experto si lo que está pasando es por efecto de las vacunas o por pérdida de virulencia de la variante. Recuerda que la rapidez con la que ómicron está colonizando al mundo entero es “impresionante” por lo que tiene la convicción de que es pronto para saber su efecto en las UCI, algo que se podrá constatar en las próximas semanas cuando se conozca el decalaje entre infección y mortalidad.
Todo indica que el virus se comporta como se esperaba pero, subraya, ni las vacunas impiden la infección ni la enfermedad “y ómicron produce enfermedad no grave a vacunados, no vacunados y a personas que han estado infectadas”.
Insiste en que es “pronto” para asegurar que ómicron no supone gravedad y recuerda que una de las características de este virus es que personas que están perfectamente bien, empeoran en un periodo de 15 ó 20 días. “¿Cuánto llevamos con la escalada de ómicron?”, se pregunta el experto.
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